
Esa noche, cuando la casa por fin quedó en silencio, abriste la libreta pegada con imanes en la nevera. Escribiste: fecha y hora, “merienda: galletitas nuevas en el parque”, “actividad: columpios”, “síntomas: ronchitas en mejillas, picazón leve; ánimo: inquieto”. Pegaste una foto y, en otra página, anotaste cuánto duraron y si necesitaste antihistamínico. A la semana, al pasar hojas, apareció un patrón: los brotes más fuertes llegaban entre 30 y 90 minutos y casi siempre después de “galletas nuevas” o de postres servidos con la misma cuchara para todos. Decidiste una semana limpia y reintroducir con cuidado, anotando marcas y recetas. Cuando le entregaste el diario al alergólogo, sonrió: “Aquí hay pistas valiosas”. Ya no era “¿qué fue esta vez?”, ahora tenías señales concretas para empezar a cuidar con más seguridad.
Cómo hacerlo fácil en 5 pasos
Elige tu formato: libreta en la nevera o nota fija en el teléfono; lo importante es que esté a mano.
Crea tu plantilla: 5 casillas rápidas — fecha/hora, qué comió/bebió, lugar/actividad, síntomas y duración, medicación/notas.
Escribe en el momento: apunta 2–3 líneas justo después de comer o al notar un síntoma; si puedes, añade una foto.
Marca cambios: subraya cuando uses una marca nueva, receta distinta o comas fuera de casa.
Revisa cada semana: busca patrones de 30–120 min tras comer, ingredientes repetidos y días “limpios”.
Signos para tomar en cuenta
Reacciones que se repiten con un ingrediente/marca.
Síntomas dentro de 2 horas tras comer (pista común).
Días “limpios” que sirven de control.
Consejo práctico
Elige un solo formato (libreta o app) y sé constante una semana cada mes o al probar productos nuevos.